Fundamental, Armónicos, Parciales...
La frecuencia base, o fundamental, de un sonido se conoce como su tono fundamental.
Las ondas de todos los sonidos, a excepción de una onda sinusoidal básica, se componen del tono fundamental y de muchos otros tonos de distintas frecuencias.
Los tonos no fundamentales que son múltiplos enteros del tono fundamental se conocen como sobretonos o armónicos. Un tono con una frecuencia que es una fracción del tono fundamental recibe el nombre de subarmónico.
Se llama primer armónico al tono fundamental. Generalmente es más alto que el resto de los armónicos,es decir, tiene mayor amplitud.
Se llama segundo armónico a un tono que se toca al doble de la frecuencia del primer armónico.
Se llama cuarto armónico a un tono que se toca a una frecuencia cuatro veces superior a la del primer armónico, y así sucesivamente.
Cada uno de estos armónicos posee una cualidad tímbrica distinta a la del tono fundamental. En general, los armónicos que pueden multiplicarse o dividirse por un número entero (como octavas, armónicos pares o impares, etc.) suenan más “musicales”.
Los tonos que no pueden multiplicarse ni dividirse por un número entero se conocen como sobretonos inarmónicos o tonos parciales. Cuando se combinan cierto número de estos sobretonos inarmónicos, tiende a sonar “ruidoso”.
Los tonos no fundamentales que se multiplican por fracciones (no números enteros) se denominan parciales.
La forma en la que vibran la inmensa mayoría de
los objetos cotidianos es una superposición de diversos modos de vibración
simples (sinusoidales) más tal vez agregado algún tipo de vibración aleatoria
(no cíclica, para representar algún ruido que pueda estar presente).
En aquellos sonidos en los que hay un ciclo repetitivo somos capaces de
percibir una sensación nítida de altura tonal (de ‘nota’) y se aprecia una
mezcla de diversos modos de vibración cuyas frecuencias constituyen valores
múltiplos de una frecuencia llamada fundamental. Por ejemplo, un
violín produciendo la nota ‘La’ de la octava central (caracterizada por un
ciclo que se repite con frecuencia de 440Hz) está generando la agregación de
diversas componentes de vibración simple (sinusoidal) a 440Hz, 880Hz, 1320Hz,
1760Hz, etc., que llamamos armónicos. Se dice que el fundamental y esas
componentes superiores forman una serie armónica. La resultante de combinar
todos esos armónicos es una vibración cíclica con una forma de ciclo que no es
ya de tipo seno, pero cuyo periodo es coincidente con el de dicho fundamental.
En algunos otros casos (como en muchas campanas), se superponen varias
formas de vibrar que de nuevo son aproximadamente sinusoidales, pero que no
llegan a formar una serie armónica, sino que recaen en frecuencias distribuidas
de forma que no son múltiplos de ninguna ‘frecuencia fundamental’ que pueda
justificarlas a todas ellas. En esos casos estamos ante un sonido inarmónico,
pero con una estructura todavía basada en combinación de modos simples de
vibración periódica (sinusoidales), y que se percibe de una forma
característica, que no es ni de una nota nítida ni de un ruido caótico. Al no
formar una serie armónica, no cabe hablar de armónicos y tampoco tiene sentido
el concepto de ‘fundamental’, y pasamos a denominarlos ‘parciales’. Los
periodos y frecuencias de unos y otros parciales no están en este caso
relacionados y tampoco se presenta un periodo característico en esa
combinación.
Los armónicos y la serie armónica pasan a ser así
un caso particular y especialmente organizado de este caso más general de
parciales ubicados en posiciones cualesquiera.
Es la estructura y distribución de estos modos de
vibración, de estos parciales (que habitualmente están configurados como un
fundamental y sus armónicos), una clave principal para poder distinguir los
diversos sonidos, instrumentos, y voces. Las vibraciones de tipo cíclico llevan
aparejada una sensación nítida de altura tonal, de nota, y en ellos se aplica
el concepto de serie armónica con un fundamental y diversos parciales. Las
combinaciones inarmónicas de vibraciones simples no tienen una altura/nota tan
definida, aunque se reconoce en ellas una ‘estructura’ interna que se
manifiesta como combinación de parciales.
Si la vibración es rápidamente cambiante sin tono
definido ni ningún otro tipo de regularidad ni parciales destacados, estamos
ante un ruido (ruidos que pueden tener por supuesto interés como sonido y usos
musicales). Pero comencemos por los sonidos en los que somos capaces de
identificar una nota musical, un cierto tono (ya hablaremos de "inarmonicidades" y ruido en otro momento).
En esta cuestión de las series armónicas hay que desterrar desde
el principio un error común. Debido al nombre de ‘fundamental’ muchos
consideran que el fundamental es aquel parcial que es más fuerte, el de mayor
nivel y/o que es la primera (más grave) componente de las que presente la
señal. En parecido error, muchos consideran que la frecuencia (y por tanto la
nota o altura) que se oye en un sonido es la de su parcial más fuerte.
Pero no es así. Las series armónicas no necesitan estar
completas e incluso el fundamental y los primeros armónicos pueden no
estar presentes o ser muy débiles sin que eso afecte a la frecuencia conjunta
resultante de la agregación.
El nombre de ‘fundamental’ tiene que ver con que la frecuencia de ese parcial es el ‘fundamento’, el origen, de todas las frecuencias que forman la serie armónica. Es posible, y se da con frecuencia, escuchar sonidos carentes de fundamental (en el sentido de que la energía en el fundamental no existe o ha desaparecido, con lo que sólo oímos armónicos). En esos casos nuestro oído es capaz perfectamente de reconocer la nota correcta (aquella a la que apunta ese fundamental inexistente) porque de hecho la combinación de los armónicos es tal que el periodo de la señal completa sigue siendo coincidente con el periodo del fundamental. Y siendo el periodo el mismo, aunque no esté presente el fundamental, la frecuencia del conjunto no varía y seguirá siendo la correspondiente al fundamental ausente. Es decir, el resto de los armónicos generan en su combinación una señal que se repite con la frecuencia del fundamental, a pesar de que dicho fundamental no esté presente.

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